Eolo
- Libélula
- 31 ago 2022
- 1 Min. de lectura
Desafiante en el trono
isla inexpugnable.
Notable conciencia del poderío
del infinito murmullo del destino.
La dama del último aliento
descalza ante la faena
a nadie observa,
impávida reanuda su travesía.
A veces me olvido que soy viento,
de un soplo azuzo la tormenta
o respeto su feliz inercia.
Sólo recuerdo un vago paseo
de mi alma humana, mortal, lacerada
se pira un suspiro sideral.
Roídas las manos caen las figuras de papel,
levitan encadenadas las anónimas
sedientas en las salinas de Poseidón
abrazan moléculas saudade.
Ante las fauces del cielo,
duerme un gato en la caja de cartón
ansía un glorioso vendaval,
la inevitable felina revolución.
A veces me olvido que soy aire,
colmando de vida la ilusión
o todo arraso con dezasón.
Inspirada mientras escucho:
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