El secreto de las constelaciones
- Libélula
- 13 ene 2023
- 1 Min. de lectura
Me ahorcan las horas del reloj de papel,
¿nunca has conocido mis conexiones astrales?
Escuché, palpé y encerré tus migajas de oropel.
Osada manía de observar las olas del mar,
retornan eternos reflejos taciturnos y silentes de las constelaciones.
Unos colibríes raudos degustan el almíbar de las flores,
la dama blanca señorial, inunda majestuosa con luz abismal.
He olvidado mis deberes, mis pensamientos y mis razones.
Los gatos deambulan por doquier, rasgan y maullan,
los ladridos acompañan las nubes pasajeras y vespertinas.
A lo lejos, escucho mi nombre, a lo lejos, alguien murmulla
una oración, se rinden la cuentas de deudas ajenas,
caen las cenizas, el humo sacro del hollín habitual.
El doble revés las sílabas manipulan la condición;
atrapan los sentidos, el oasis funesto de viandantes
estilan pedir favores al fuego,
ardiente deseo de recibir del vacuo espacio que no late ni replica.
Inspirada mientras escucho:
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